Día de la tradición: ¿Se mantienen nuestras tradiciones? ¿Qué prácticas se van perdiendo?

Cada 10 de Noviembre, aflora aquello que está en nuestras raíces culturales. argentinas y regionales. Esto se debe, a que recordamos el nacimiento de José Hernández (1834-1886), autor del "Martín Fierro". Desde su publicación, en 1872, el éxito de la obra fue tan espectacular que, en seis años salieron a la luz once ediciones, con un total de cuarenta y ocho mi ejemplares. ¿Qué se mantiene  de nuestras tradiciones? ¿ Cuáles permanecen o se pierden? ¿Por qué?

En 1894, el editor de la decimocuarta edición habla de sesenta y cuatro mil ejemplares. Haremos un breve repaso de su obra, para destacar el legado cultural que nos dejó, sobre todo cuando sólo sobresale los aspectos culinarios y del lenguaje gauchesco; cuando en realidad revela una historia de gaucho argentino del mil ochocientos.

La obra de José Hernández, "Martín Fierro" mereció todo tipo de análisis a lo largo de los años. Muchos de nosotros, lo estudiamos en el secundario(*). Tuvimos que memorizar algunos versos. Muchos de los cuales, son íconos de recitados improvisados de algún memorioso:



" Y sepan cuantos escuchan

de mis penas el relato,

que nunca peleo ni mato

sino por necesidá,

sólo me arrojó el mal trato.

Y atiendan la relación

que hace un gaucho perseguido,

que padre y madre ha sido

empeñoso y diligente,

y sin embargo la gente

lo tiene por un bandido" (Cap. I)

Cada estrofa del Martín Fierro es un pequeño poema independiente, que posee valor por sí mismo, sin que sea necesario el sentido de las estrofas anteriores o posteriores.

La lengua que utiliza el autor para sus obras, es como remedo muy bien logrado del dialecto rústico rioplatense, tal como se hablaba en la primera mitad del siglo XIX. El autor quería cumplir con el objetivo socio-político que se había propuesto. Por eso, el pueblo supo reconocerse a sí mismo, hablando en su propio estilo intransferible, pero elevado al mismo tiempo a la máxima tensión de su eficacia expresiva.

En cuanto al personaje, donde Martín Fierro es el protagonista, además de ser el más completo retrato del hombre de la Pampa, el gaucho, es también el hombre olvidado, allí donde de verdad la soledad crece e inunda el espíritu del que ha de resignarse a vivir sólo consigo mismo y con sus recuerdos, cuando la fatalidad le ha obligado a huir sin saber hasta cuándo, ni donde...Un gaucho pesimista y fatalista en el que la religiosidad que le inculcaron los conquistadores continúa en pie. Compagina su natural sentido de independencia con el recuerdo, la nostalgia de la vida familiar en la que era feliz antes de la leva (aparece así como un héroe romántico), con "sentido hogareño".

Su carácter es una mezcla de psicología áspera y hostil con otra mansa y servicial. Martín Fierro es un hombre bravo que huye de peleas inútiles (en general) y que desde pequeño ha de ganar la vida con el sudor de su frente sin que sepa jamás "lo que es subir en el escalafón social ni cultural". Es un hombre de nobles sentimientos que constituye una familia, pero al que la fatalidad obliga huir, sin dejarle disfrutar de ella. En su persona se mezcla también el miedo y el coraje, miedo al peligro como todo mortal, pero valentía e infinidad de recursos para enfrentarse a él; y cuando mata la negro, lo desprecia. A versión del hombre de color que se da también en otros pasajes y que los expertos han interpretado como la típica conciencia de la superioridad del hombre blanco propia de la época.

Hombre contradictorio, nuestro gaucho pasa de la crueldad a la ternura, de la bravura al cinismo, cualidades positivas y negativas que le hacen aceptar ciegamente "su destino" a la manera de la tragedia clásica.

Sin embargo, esto sería el Fierro de la Ida, el de la Vuelta es muy distinto, como también lo era su autor y las circunstancias políticas de la época. Tras ocupar la presidencia en 1874, Avellaneda predicó la renovación por doquier. Respaldado por Sarmiento, se convirtió en ídolo de juventud, teniendo en su haber su extracción no militar. Predicó la conciliación entre los federales y unitarios, porque eran conceptos superados. El propio hermano del escritor, Rafael, se convertiría a la política avellanadista defendiendo los ideales de la concordia, con deseos de terminar con un trasnochado localismo porteño que no conducía ya a  nada y, cuando ya nadie podía disputar a la bella ciudad bonaerense su categoría de auténtica capital del Estado.

José Hernández, combatiente rosista y militante luego de Urquiza, lo defendió en los periódicos fieles al jefe entrerriano. Sin embargo, al publicar "La vuelta de Martín Fierro", envió un ejemplar dedicado a Mitre, que representaba la reconciliación, a causa de la  coyuntura, de las dos tendencias.

El poeta, como su protagonista, había realizado "la vuelta" a la ciudad de Buenos Aires y se había integrado a ella. Martín Fierro regresará a su tierra, allí encontrará a sus hijos y todos cambiarán de nombres y perdonarán: de esta forma, "borra tu culpa" ¡si es que la tuvo alguna vez!...

José Hernández, falleció el 21 de Septiembre de 1886; víctima de tantos trabajos , discursos y sinsabores políticos, se hallaba a punto de cumplir 52 años. Al día siguiente,  un diario de Buenos Aires escribió escuetamente: "Ayer murió el senador Martín Fierro". Tres semanas después, el 12 de Octubre de 1886, Miguel Juárez Celman empuñaba el bastón presidencial sucediendo a Roca.

Dos años más tarde, fallecía también Domingo Faustino Sarmiento, en Asunción (Paraguay), enemigo acérrimo de Rosas, de su política y de uno de los creadores de la Argentina moderna. Su figura ha suscitado pasiones en pro y en contra y daría motivo de inspiración negativa para Hernández y su Martín Fierro. Sea como fuere, supo  liquidar la sangrienta Guerra con el  Paraguay (1870) y, en un momento de extrema madurez - tenía casi 60 años cuando llegó a la presidencia, con una notable sordera y muchos desengaños a cuestas - atacó a la oligarquía criolla que antes le había apoyado  y se dedicó a cambiar por completo el sistema de instrucción pública, muy en especial la escuela primaria; fomentó la inmigración e intentó cambiar el sistema de producción de la tierra.

Hasta aquí, un rápido repaso de Hernández y su obra. Hay mucha literatura y análisis de toda la obra, pero no es la intención de abrumarlo con eso ahora. Sí, tal vez, poder mirar nuestra actualidad post-moderna donde rememoramos este día. Donde las escuelas recrean la tradición mediante prácticas rutinarias como la vestimenta; el baile y algunas comida que en el imaginario social, pueden ser tradicionales.

Es bueno por un lado, que nuestros niños puedan vivenciar estas historias para que la memoria colectiva no se pierda. Por otro lado, también existe la tentación de ir mimetizándonos con otras costumbres foráneas que pueden alejarnos de la tradición.

En un contexto nuevo, donde hay costumbres nuevas y hasta se combate con lo tradicional, como la imposición de modas de vestimentas; nuevos platos de comidas; nuevas actividades sociales. Es grato a la vez, poder encontrar resabios de cultura tradicional en bailes y asados típicos, donde la gente se siente cómoda vistiendo trajes gauchescos o bailando ritmos locales.

Sin embargo, cabe la pregunta: ¿Qué otras prácticas se van perdiendo? ¿Por Qué? será interesante que puedas compartir conmigo tu opinión.

Personalmente, creo que la cuestión económica de nuestro país, en este momento, afecta cualquier evento culinario típico. La carne; los quesos; los huevos y cualquier ingrediente básico para preparar comidas tradicionales, se ven afectadas por el poder adquisitivo  de la gente. Sumando a ello, la escases que puede haber en algunos productos. 

Finalmente, celebro este día con un buen mate y tortas fritas. Es lindo tener una historia y celebrar nuestras tradiciones. Es parte de la vida y de nuestro rinconcito familiar. 






"Ninguno me hable de penas,

porque yo penando vivo,

y naides se mestre altivo

aunque en el estribo esté,

que suele quedarse a pie

el gaucho más alvertido.

Junta esperiencia en la vida

hasta pa dar y prestar

quien la tiene que pasar

entre sufrimiento y llanto,

porque nada enseña tanto

como sufrir y el llorar.

(cap II)


*Los textos fueron extraídos de un material personal.
















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