Duele tantas muertes y violencia intra-familiar.

A diario, las noticias nos invaden con nuevos casos de violencia y muerte de mujeres, en contextos familiares ,y otros, cometidos por salvajes sueltos, por una legislación que adolece de sentido común ,o de penas más razonables y "justas". Es dificil, comprender tanta maldad, saña y alevosía del ser humano, para matar a otro, máxime cuando es alguien con quién mantuvo algún vinculo. Aunque tampoco justifico que lo hagan, sin ello.




Para no entrar a revolver tantos casos, ya conocido y que ocuparon tapas de diarios y minutos de televisión, quiero mencionar uno que ocurrió esta semana en Eldorado, Misiones.
Por los datos reportados, ella tenía 14 cuando se acompañaron. El tendría entonces, 17.
Cuando se conoció el asesinato de Paulina a manos del salvaje, porque animal ya es poco, ella tenía 26; el salvaje 29. Ella vivía casi encerrada con sus niños de 2,6,8 y 9 años, que ayer quedaron huérfanos del único ser que les daba amor. 
Según sus vecinos, los niños estaban encerrados a la hora que sucedió el crimen y sospechan, que hasta podrían haber sido victimas también, de no ser por la intervención de las vecinas que acudieron al último pedido de auxilio de Paulina. 
Los motivos ya no pesan, aunque el caso seguirá su curso administrativo. Paulina ya fue enterrada y sus niños quedaron al cuidado de una solidaria vecina. Nadie podrá devolver la vida a Paulina, aunque su vida fue difícil desde antes de acompañarse con el salvaje.
Dicen, que una tía la "crió"y que hasta su muerte, no tenía D.N.I. Es increíble pero es así. Para colmo, y como una broma de mal gusto, justo antes de enterrarla,  trajeron su documento. Como algo protocolar, sin haberse visto reflejada en su identidad. No sé, si tenía foto o no. Ya no importa, ella murió como indocumentada, algo que le imposibilitaba cobrar beneficios para sus niños... 
El salvaje pretendió huir como si nada, pero fue apresado, y ahora hay que ver que hacen con él...(¡?!) seguramente, irá preso.
 Pasará un tiempo hasta que sepamos, otra vez por algún medio, como va su caso, pero la vida truncada de unas personas que fueron victimas ya engrosarán las estadísticas.
Duele saber estas cosas, a pesar de las distancias y del modo medíático como nos llegan las noticias. Seguramente, que hay que estar en el lugar para dimensionar las cosas, pero como ser humano, que soy, me conmueve y preocupa que sigan ocurriendo. Ojalá sea hora de replantearse algunas cuestiones jurídicas, para mejorar las condenas y tal vez, se puedan evitar luego, salidas transitorias; buenas conductas y todo esos eufemismos, que a la larga traen reincidencias en los salvajes. A la vez, como sociedad aprendamos a diferenciar el amor del interés mezquino del egoísmo y el celo; como también a no permitir la violencia dentro del hogar.






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